martes, 25 de octubre de 2011

Mano al culo



Según San Juanka

¿Cuántas veces hemos caminado por la calle y hemos visto una “inocente” mano en dos protuberancias traseras, o sea, las nalgas?

En realidad, nos encontramos en dos situaciones distintas ya que todo depende quién sea el dueño de la mano: una mujer o un hombre.

Dense cuenta. Si una mujer palpa las ancas de su pareja, no causa mayor sorpresa entre los espectadores, incluso nos puede hacer soltar alguna mueca de aceptación.

Pero, oh sorpresa. En caso que el caballero decida acariciar las voluminosas carnes de su enamorada, amiga o agarre, todos se escandalizan pensando que es un pervertido, mañoso o, como se dice vulgarmente, está aguantado.

No entiendo la diferencia. Finalmente, son dos personas que hurgan, con autorización, el culo de su acompañante.

Quizá ya se cansaron de abrazar, tocar o acariciar la espalda o cintura del otro y ahora quieren experimentar nuevas sensaciones.

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