viernes, 12 de septiembre de 2014

Felicidad constante


¿Felicidad? Para muchos, es un concepto ficticio, irreal, utópico e imaginario que solo se da en las películas de cuentos de hadas. Acepto que definir este concepto es un tanto complicado por tratarse de un sentimiento, pero a pesar de no poder conceptualizarlo, eso no me importa porque yo lo siento y vivo día a día.

En realidad, esa felicidad la siento desde hace un año, nueve meses, tres días y contando, o sea, 638 días – tiempo que tengo con mi novia Marisol La Rosa Arriaga.

Es evidente que ando muy enamorado y eso se puede comprobar con cualquiera de mis actos (aunque no siempre perfectos); sin embargo, puedo afirmar que la verdadera felicidad se logra en el día a día y con todos los hechos que lo demuestran.

Tal vez duerma y al mismo tiempo siento que no he dormido; puedo estar satisfecho, pero me falta un algo más que hasta hace unos días no sabía qué era. Pero, por iluminación divina, encontré aquello que faltaba para completar la felicidad… falta que el amor de mi vida (mi novia)  y yo compartamos cada una de las 24 horas, incluso en la madrugada y eso solo lo podremos conseguir el día que contraiga nupcias que será el más feliz de nuestras vidas.

Por ello pido a Dios que me dé sabiduría para poder consentir, mimar y engreír, de manera adecuada, a mi novia.


Puedo afirmar que estoy real y verdaderamente feliz en compañía de mi futura esposa.

martes, 27 de mayo de 2014

La elegida


El 9 de marzo fue una de las fechas más importantes en mi vida debido a que aquel domingo se formalizó la pedida de mano a Marisol, quien aparece en la imagen, mi futura esposa y con la que deseo estar el resto de mi vida.

Aunque muchas veces escuché que la vida en convivencia es muy diferente a la dulce etapa del enamoramiento o noviazgo donde todo son besos y abrazos, lo bueno es que ambos nos hemos preparado para ese momento y ya hemos conversado de varios temas que podrían ser motivo de controversia.

Solo  puedo finalizar pidiendo a los que me nos estimen que puedan darnos algunos o varios tips de lo que se puede hacer para mejorar la vida en pareja.

viernes, 14 de febrero de 2014

Encontrando la felicidad


Muchos dicen que la vida es dura, injusta, los trata como perros, les paga mal e, incluso, la maldicen por no haberles dado las oportunidades que se merecen. Al parecer están lejos de vivir tranquilos consigo mismos.

Otros, en cambio, no manifiestan una posición tan radical al respecto, aunque tampoco parecen tan contentos con la vida misma: el trabajo es una aburrida rutina en donde se sienten explotados al no hallarse satisfechos por las labores que realizan, no tienen el dinero suficiente como para divertirse a lo grande todas las semanas, tuvieron hijos a una edad prematura – en donde no terminaban de ser hijos de mamá (falta de madurez) – quemando etapas y consiguiendo una desestabilidad familiar ya que con su pareja solo son discusiones debido a que no la conocían internamente. Es más, otros se quejan, incluso, porque estudian mucho o porque, simplemente, el estudio no les da tiempo para sus diversiones.

Por el lado contrario, hay quienes creen que la felicidad se alcanza al tener más logros como estudiar en los colegios, institutos o universidades más costosos, tener muchos estudios, conseguir uno, dos o tres trabajos en donde la paga supere los 5, 8 o hasta 10 mil soles mensuales – por los cuales, muchas veces se suele descuidar a la familia por la sobrecarga laboral.

Aunque no se puede negar que uno puede sentirse satisfecho, es innegable que aún existe un vacío que no se llega a cubrir.

Luego de muchas horas de reflexión, concluí que la verdadera felicidad se consigue con la paz espiritual en donde un ser supremo y fuerzas sobrehumanas te “llenan como persona”. Ahora bien, si esta alegría logra materializarse, se puede concluir que uno se siente y es verdaderamente feliz.

En mi caso, puedo asegurar que soy plenamente feliz porque, adicional a las cosas materiales que he podido conseguir o que la vida me ha dado, Dios ha puesto en mi camino a Marisol La Rosa Arriaga, mi enamorada, confidente, consejera, amiga; en fin, todo lo que puedo pedir y he pedido desde toda la vida al Señor Supremo (Dios).

Es evidente que ando muy enamorado de ella y no solo por una cuestión física o carnal, sino porque tiene las características que siempre he buscado: que me sepa comprender (porque, la verdad, soy un tanto complicado para que me entiendan y solo mis verdaderos amigos y Marisol lo han hecho), que me tenga paciencia (porque puedo ser desquiciante), que me oriente en mis decisiones (porque no siempre hago lo correcto), que me dé calma (porque antes de estar con ella me encolerizaba rápidamente), que nos gusten las mismas cosas (aunque no siempre todas) y sobre todo que nos comprendamos en la forma en la que lo hacemos. Y, aunque, eventualmente, hayamos tenido alguna discusión, rápidamente lo solucionamos y, en menos de dos horas, estamos como si nada hubiera pasado; incluso, pasan unos días y hasta olvidamos el motivo por el que habíamos discutido.


No sé lo que pueda pasar más adelante, pero sé que, con Marisol, he encontrado la felicidad y doy gracias a Dios por haberme permitido sentir esta emoción.