martes, 13 de abril de 2010

De 23 a 24: de dólares a soles

Según San Juanka

Hasta hace un año cuando cumplía 23 primaveras, algunas personas me llamaban para saludarme y felicitarme por mi onomástico; y otras simplemente lo hacían para dejarme un mensaje para alguien quien ni siquiera conocía.

Incluso, me ordenaron regresar inmediatamente, pero como hasta ese momento no había salido a ninguna parte, opté por responder: “no te preocupes, de inmediato voy.”

Sinceramente entre todas estas llamadas y visitas algo esperadas, había una que ansiaba: la de mi madrina quien se acuerda generosa y sustancialmente de este día, prometiéndome varios dólares que por cierto no caen nada mal a la economía de nadie.

Un año después, la historia se repetía: era 4 de abril entre las 6 y 7 de la noche (hora en que mi tía y también madrina llegaba del trabajo), sonó el teléfono y apresurado corro a contestar.

Comienza con la parte protocolar: saludos, felicitaciones y hasta buenos deseos; pero nada de la propina anual hasta que preocupado porque le haya dado una ataque temporal de alzheimer le pregunto inocentemente cuándo nos veremos para que me de todo lo que dijo de manera personal.

De inmediato, refunfuñando me dice que me despreocupe porque cuando se encuentre con mi mamá le dará personalmente algún regalito.

En ese momento sentí que el alma me volvía al cuerpo.

Días después, la desilusión llegó: mi mamá se había encontrado con esta tía quien le había encargado diversas diligencias las cuales no me interesaban. Al final me entregó el sobrecito.

Creí que era un chiste, pero se convirtió en la más triste realidad: dentro del empaque había un billetito, pero en vez de tratarse de dólares se convirtieron – de un año a otro – en soles.

Espero que para el próximo año no se convierta de soles a céntimos.

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