martes, 25 de enero de 2011

El enigma de la funda desaparecida

Según San juanka

Aunque en muchas ocasiones tenemos la tendencia de olvidarnos ciertos detalles, los adultos mayores suelen extralimitarse y olvidarse hasta de lo que buscan.

La señora Alfonsina – a la que, por motivos cariñosos, llamaremos Altontina – despertó la mañana en que cumplía 83 abriles y como era de esperarse, la casa recibiría a todos sus familiares: desde sus hermanos mayores (si a esas alturas aún vivían) hasta los herederos menores a la fortuna.

Todo debía estar impecable, incluso cada cuchara en su respectivo modelo de taza. Ni un detalle podía escapar. Pero aprovechando el momento, Altontina también cambió su juego de sábanas.

Al parecer todo había quedado en orden, pero la protagonista iba y venía, subía y bajaba, ordenaba y desordenaba: el caos se apoderó de ella.

- ¿Qué le pasa? ¿Busca algo? – le preguntó la muchacha quien la acompañaba.
- No encuentro la funda de mi almohada – contestó.
- Pero dígame el color o el diseño para buscarla – refutó inocentemente esta chica.
- Ese es el problema – refutó Altontina – no recuerdo ni el color ni el modelo.

Sin saber lo que quería, continuó tras su búsqueda, obviamente, sin resolver el enigma de la funda desaparecida.

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